quarta-feira, 23 de maio de 2012

Asaf, LAS PRUEBAS DE UN SERVIDOR - Diácono DEVALDO

Asaf, LAS PRUEBAS DE UN SERVIDOR - Diácono DEVALDOSALMO 73
Los sufrimientos a los testigos de la fe para la gloria del Señor. Para probar esto vuelvo a citar a 1 Pedro 4:13: ". ... Se regocijan por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, así también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría" El testigo salmista Asaf, en medio de su sufrimiento: "Sin embargo, yo siempre estoy contigo, tú me tomaste de la mano derecha Me has guiado según tu consejo y después me recibirás en gloria ¿A quién tengo yo en los cielos no hay otro..? en quien tengo compraza en la tierra. A pesar de mi carne y mi corazón pueden desfallecer, Dios es la fuerza de mi corazón y mi porción para siempre ... En cuanto a mí, es bueno para estar con Dios, el Señor Dios puso a mi refugio, para proclamar todas sus obras "(Salmo 73,23-26, 28).
La Biblia nos exhorta a no considerar el sufrimiento de las consecuencias justos y automática de la culpa y el pecado en sus vidas, porque con ello estaríamos condenando a la manera justa de vida de los rectos de corazón. Asaf oró: "En efecto, sin necesidad mantuvo su corazón puro y lavado mis manos en inocencia" Porque yo estoy continuamente con plaga, y castigado todas las mañanas Si yo pensara de decir esas palabras, ya que no habría traicionado a la generación de tus hijos. ". (Sal 73,13-15).
Asaf estaba lleno de dudas y preguntas. Parecía que el sufrimiento de su algo ilógico, incomprensible y absurdo. Él no podía entenderlo o explicarlo: "En tan sólo pensar en entender esto, me pareció una tarea muy pesada para mí, hasta que entré en el santuario de Dios ..."(Salmo 73,16-17). En el santuario no siempre se recibe la explicación de por qué nuestros sufrimientos, pero a cambio de recibir consuelo, fuerza y ​​recibieron una paz más profunda. Incluso un hombre como Elías llegó al punto de sentirse desesperado y se preguntó por qué tanto sufrimiento. No ha recibido una respuesta a sus preguntas, pero no recibió comida y bebida para su largo viaje en busca de un nuevo encuentro con el Señor. Juan el Bautista estaba lleno de dudas, cuando estuve en la cárcel. Y él no recibió ninguna respuesta a por qué el sufrimiento, ciertamente cabe duda de que ocuparon su mente. Pero él recibió palabra del Señor: "... dichoso el que no encuentra tropiezo en mí" (Mateo 11:6).

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